Hay cosas que forman parte de las relaciones humanas, y otras que exceden la prerrogativa de tener un “mal día”, cosas que no debes tolerar. Hace unos años, hubiera sido inconsiderable pedir un aumento de sueldo (había que esperar a que te lo ofrecieran), o incluso quejarte de algo en el trabajo o tus estudios. Hubieran sido impensadas tantas cosas, pero los tiempos cambian.
No tolerar ciertas cosas viene a cortar con el estrés desde la raíz. Significa que antepones tu salud mental y espiritual a cualquier «buen modal». Recuerda que los buenos modales no se tratan de soportar cualquier actitud que te provoque algún menoscabo. Puedes retirarte de una situación comprometida, siempre con buenos modales, y no tendrás que quedarte a escuchar o vivir cosas que no necesitas en tu vida.
20 tipos de violencia social y cómo evitarla
1.- Comentarios negativos
Los comentarios negativos que no construyen, están absolutamente de más en cualquier tipo de relación: de pareja, de familia, de amistad, de trabajo, y sobre todo a desconocidos en la calle.
Si hay algo que no te gusta, puedes decirlo. Pero siempre debes buscar la forma de decirlo adecuadamente. No hace falta incurrir en quejas que no llevan a ningún lado. De la misma forma no debes soportar comentarios negativos de nadie. Si no tienen algo que aportar que te sirva, simplemente date la vuelta.
Al principio quizá parezca grosero si simplemente te vas, pero puedes disculparte tocando suavemente el brazo de la persona que está arremetiendo contra tí y alejarte despacio hacia un lugar distinto.
Recuerda que lo que no suma, resta. Las opiniones no pedidas y más cuando son negativas, sólo traen confusión de las comunicaciones. Así que simplemente, no lo escuches y aléjate.
2.- Personas tóxicas
Hay personas que tienen comentarios negativos todo el tiempo.
Y cuando no los dicen en frente de tí, los dicen a tus espaldas. La mayoría de las veces, sus actitudes responden a rencor, celos, envidia o cualquier otro pecado capital.
Bueno, déjame decirte. Si una persona no puede darte una crítica constructiva nunca, se la pasa quejándose, y básicamente no aporta nada bueno a tu vida… es una persona tóxica.
La gente que te trae estrés y mala vibra todo el tiempo es gente que no deberías tener en tu vida. Si son familiares o amigos de amigos, debes aprender a relacionarte con ellos de la forma más escueta posible para que no haya malos entendidos.
Simplemente trátalos de forma amena, pero no más de lo necesario. De esa forma no les das el espacio para ser tóxicos contigo o alrededor de tí.
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3.- Un mal trabajo
He estado ahí. Si tienes un trabajo al cual te estresa ir cada mañana, con compañeros que no hacen más que darte más tareas de las que debes cumplir, y con jefes que sólo sacan a relucir lo malo en tí… es un mal trabajo.
No importa cuánto dinero te dé (probablemente sólo te quedes por ello). Está succionándote la vida, creeme.
El estrés laboral y – sobre todo – el maltrato laboral, son un mal muy común que no deberías soportar. Sé que las necesidades y la seguridad de cobrar un sueldo a fin de mes pesan, Y MUCHO.
A mí me costó más de un año darme cuenta de que estaba sufriendo maltrato laboral y todo el mundo me decía que deje mi trabajo. Yo no podía creer lo que escuchaba, ¿dejar mi trabajo? No!
Pero finalmente me vi forzada a hacerlo cuando empezó a afectar mi salud de muchas formas distintas. Y sonará extraño, pero no he sufrido ni un resfriado fuera de ese ámbito laboral que me estaba drenando.
Así que, toma la iniciativa, habla con tu jefe sobre lo que te hace mal y si eso no cambia las cosas, simplemente RENUNCIA. Prometo que hay otros peces en el mar que querrán hacer uso de tu competencia y experiencia.
4.- Jefes desubicados
No serías la primera en amar tu trabajo, pero detestar la forma en que se comportan tus jefes. Pasa muy a menudo.
Quizá lo que haces es algo que disfrutas hacer, e incluso te levantas feliz de ir al trabajo cada día. Pero una vez que llegas allí, el jefe comienza a decir chistes que no le hacen gracia a nadie, te arruinan el humor con algún comentario fuera de lugar o te critican por cosas que no tienen nada que ver con tu trabajo (como tu pelo o tu vestimenta).
Puedes intentar vestirte de la forma adecuada para el trabajo, o incluso desviar su atención con tu alta productividad, pero siempre mantienen los comentarios. Sí, esos jefes existen.
Intenta dejar en claro que amas tu trabajo, pero los comentarios innecesarios te quitan la concentración, por lo cual preferirías mantener toda conversación dentro del marco de lo laboral.
5.- Discriminación
Aunque estemos en el siglo 21 y sea bastante obvio, todavía hay gente que te excluye de ciertas cuestiones sólo por ser diferente en algo (como si no lo fuéramos todos).
De modo que la discriminación sigue existiendo, aunque es muy de los años ’50 del siglo pasado… algunas personas no aprenden. En el momento en que te sientas discriminada en base a tus diferencias, no dudes en apuntarlo.
Es una situación que sin duda no debes tolerar, y que además deberías poder confrontar. Si te excluyen de algo por tu religión, forma de verte o de hablar, tu nacionalidad o lo que sea, señálalo para desarmar cualquier argumento aparente que la otra persona tenga (nadie discrimina abiertamente).
6.- Presión externa
La presión externa continua es una forma de violencia social muy común.
Me he cansado de escuchar cosas como «¿cuándo te vas a casar?», «¿cuándo van a tener niños?», o «¿cuantos años te faltan para terminar la universidad?».
La gente no piensa que tienes una realidad que no es igual a la de nadie más. Tardé 9 años en graduarme de la universidad porque tuve hasta dos trabajos al mismo tiempo e hice otra carrera en paralelo, pero no iba a explicarle eso a cada uno de los que me miraban asombrados porque AÚN estaba estudiando.
Al principio sólo sonreía para contestar y cambiaba de tema. Pero he descubierto que es sano (y evita que posteriormente repitan la pregunta), explicar concisamente mi postura: No me quiero casar, no quiero tener hijos, tardé en graduarme porque tenía una vida mientras estudiaba. ¡Pero gracias por tu interés!
Los mandatos sociales simplemente no son para todos. No todos fuimos hechos para cumplirlos, algunos podemos pensar distinto. Con el tiempo, dejaremos de preguntar cuestiones íntimas de la vida de otras personas haciéndoles sentir que tienen que cumplir con una expectativa que es externa.
Y mientras tanto, cada una debería sentirse libre de responder lo que la haga sentir mejor.
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Así es como te reorganizas para enfrentar un desafío en tiempos difíciles.
7.- Hábitos destructivos
Otras veces, el daño no viene de afuera, sino de adentro.
Hay cosas que no debemos tolerar de los demás, y también de nosotros mismos. Básicamente, todo lo que nos haga mal.
No hay que entrar en detalles, no hablo de fumar o tomar un poco de alcohol (aunque eso también hace mal en exceso). Hablo del autosabotaje, de victimizarse, de maltratarte a ti misma. Si se trata de falta de autoestima, puedes pegarle una leída a este post.
Y si no puedes proponerte un desafío, terapia de shock, o meditación para superar tu hábito autodestructivo, lo más sensato es pedir ayuda a una amiga o a un profesional. Después de todo, tu eres tu peor enemigo.
8.- Falta de comunicación
Si hay algo que no debería ocurrir en tus relaciones sociales (especialmente las íntimas), es la falta de comunicación. Es un tipo de violencia pasiva que te lastima y lastima a otras personas.
No permitas que algo no dicho, o algo mal dicho, arruine una relación significativa. Si eres una persona impulsiva, espera el tiempo que haga falta antes de hablar con alguien sobre un tema sensible.
Pero con o sin tiempo en el medio, no deberías guardarte nada. Uno aprende de las peores formas que es mejor decir lo que quieres y lo que no quieres, a tiempo. La falta de comunicación puede traer consecuencias a tus relaciones que pueden arruinarla para siempre, así que toma coraje y dí lo que tengas que decir, siempre de buena forma.
9.- Falta de respeto
A riesgo de sonar como una abuela, debo decir que hay muchas formas de faltar al respeto de una persona. Y es una de las cosas que no debes tolerar en ninguna medida, porque una vez que permites una pequeña falta de respeto, sólo le seguirá una mayor.
Y no hablo de modales de lenguaje, como decir «tú» en lugar de «usted». Hablo de hacer comentarios hirientes, desubicados, no constructivos o insultantes. Si alguien te falta al respecto abiertamente, lo mejor que puedes hacer es corregirlo.
Si lo dejas pasar, volverá a suceder. Si lo corriges con altura, no se atreverán de nuevo.
10.- Control sobre tu persona
Cualquier intento de control sobre tu persona es algo que no debes tolerar.
Tus decisiones deben ser tuyas: tus amistades, la ropa que usas, cómo llevar tu pelo o tu maquillaje. Parece algo obvio, pero podemos llegar a relacionarnos con personas que de a poco nos van coartando nuestra personalidad y comienzan a arrinconarnos para que nuestras decisiones sean en realidad las suyas.
¿Cómo? Por ejemplo, amigas que de a poco nos empiecen a hablar mal de otras amistades para desacreditarlas y que dejemos de verlas, o parejas que te insinúen que no deberías usar faldas muy cortas, o que les gusta más cuando no tienes maquillaje…
Tú debes ser capaz de agradecer la opinión (mayormente no solicitada), y dejar en claro que te gusta hacerlo a tu manera, pero que definitivamente tendrás en cuenta sus preferencias.
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