EL REAL PROBLEMA DE SER REAL


Hola, bellas mujeres! ¿Cómo les va? Antes que todo me quiero presentar brevemente: me llamo Nadia, tengo 35 años, oriunda de la ciudad de Rosario, Argentina, soy mamá de dos hermosos varones, auxiliar de salud y emprendedora. Además, a estas alturas soy una eterna aprendiz del crecimiento personal y la superación, y una especialista en «ser real».

La aceptación de nuestro cuerpo, de las curvas naturales que existen en la mujer real, y la precepción que tenemos de nosotras mismas se unen en una sola idea: positividad corporal. Pero me gusta pensar, también, que se trata de positividad mental principalmente. Para ser real por fuera, deben conocer la realidad de adentro.

Ser real es trabajo de por vida

Debo admitir que este tema no es algo que muchas mujeres puedan afrontar con tanta naturalidad como muchas jóvenes de hoy en día. En lo particular, mi cuerpo, la alimentación y la aceptación personal son cuestiones que me llevaron AÑOS. Años largos de terapia, de tormentas oscuras, hasta que logré abrir un poco la ventana de esa habitación solitaria y oscura. De modo que, si estás pasando por eso, te aseguro que hay salida.

Siempre, desde mis primeros recuerdos de niña, he tenido complejos con mi cuerpo. Pasé años enteros sin mirarme en el espejo, incluso llegue a sacar todos los espejos de mi casa, nunca logré amigarme con lo que me devolvía ese «enemigo». Esa no era yo, no era feliz con ese envase, incluso cuando llegué a pesar 40 kilos. Ni la imagen ni la salud han colaborado en mi caso: soy diabética y sufrí muchos años de anorexia nerviosa. Mis relaciones con los demás, pero sobre todo conmigo misma, se vieron profundamente afectadas.

Al día de hoy intento cambiar ciertos esquemas mentales porque, aunque parezca superficial, todo tiene que ver con todo. Cómo vimos la relación de nuestras madres con su propio cuerpo, la cultura y el estereotipo de belleza mientras crecíamos, lo que consumíamos en la tele y nuestras ídolas en la música. Lo que decían nuestras amigas (y no tan amigas) de nosotras, con la crueldad que pueden tener los adolescentes.

Hoy, en 2022, aplaudo que ante este nuevo paradigma estemos empezando a abrir los ojos, a dejar de exigir la perfección en las mujeres. Pero eso no quita que todavía tengamos un largo camino que recorrer, porque aún existen jóvenes y adolescentes que a pesar del cambio de cultura sufren trastornos de alimentación, y tienen esa lucha interna que muchas sufrimos y que es tan difícil de sobrellevar.

Por fortuna, muchas jóvenes tienen la firmeza y seguridad de aceptar sus cuerpos de forma que nosotras no habríamos podido, por la cultura de la época en la que crecimos, y también por lo que nos transmitían nuestras madres que crecieron en épocas más restrictivas respecto de cómo debía verse o qué debía hacer una mujer. Y eso nos da una lección a las más adultas: si ellas pueden, si los de afuera se aceptan y te aceptan como sos… ¿no es más fácil aceptarse una misma y animarse a ser real, y no otra imitación de los estereotipos?

Por eso, mujeres bellas, seamos felices con lo que tenemos, el envase forma parte de nuestra propia historia de vida y al fin y al cabo, es una herramienta. Lograr esa armonía cuesta, pero en esa batalla se aprende que si nosotras mismas no nos entregamos un poquito de amor, nadie la va a hacer por nosotras. 

Entonces, primero seamos libres de nuestras propias ataduras. Y después, será más fácil ser felices.

Nadia Cuello

Nadia Cuello

Rosarina, 35 años, mamá de dos príncipes, auxiliar de la salud y emprendedora. Luego de sufrir años de anorexia nerviosa y diabetes, aprendí a valorar y cuidar mi cuerpo y mi mente. Te acompaño en tu viaje de crecimiento personal.

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